jueves, 6 de septiembre de 2007

El arte de los títeres.


El teatro de títeres es un arte de espíritu, corazón y manos que presenta en el intangible rostro de la animación el espíritu del arte y el alma del artista; un oficio en el que se halla presente la fuerza de lo trágico, la polichinesca mirada de la cultura popular que se entrevela en la paradoja del comediante. Su condición onírica y surrealista lo hace escapar del religioso y místico mundo del simbolismo; y a través de la escena logra burlarse de su objetual existencia.

En su condición momentánea de movimiento se exhibe en el imaginario mundo de la obra de teatro, inmortal mundo en el que permanece vivo o muerto, no sabemos, lo único que se sabe es que esta camuflado en la apariencia inerte de la materia modelada y desde allí mimetiza a diario los necios comportamientos del hombre. Se mueve en un riel horizontal que tiene sus cimientos anclados al hombre primitivo y avanza como una oruga hasta lograr convertirse en el vuelo de una mariposa que planea libremente sobre el universo del arte contemporáneo.

En la ternura de su animado rostro se esconde el misterio mismo de la existencia. Sus secretos son hoy motivo de inspiración y ayudan a discernir e insuflar emociones en las que se traslucen la explosiva necesecidad de expresar un pensamiento, que tiene por manifiesto realzar la metáfora del hombre como resultado del soplo de Dios sobre la figura inanimada.

Son la tercera mascara del teatro, se encuentran en medio de la tragedia y la comedia y casi podría decirse que están en la capacidad de moverse libremente en el campo del teatro.

Como diría PETER BROOK "en este sentido toda mascara tiene algo de mórbido, es algún aspecto del subconsciente subjetivo que esta congelado y en esencia no es de ninguna manera una "mascara" por que es una imagen de la naturaleza esencial, en otras palabras es el retrato del hombre sin máscara." Es decir el títere es la máscara del titiritero.

De esta manera el actor se oculta tras sus serafines muñecos de papel y de cartón para hacer que los mismos cumplan su roll. motivadores de la creatividad y liberadores de la imaginación, capaces de encarnar en un momento supremo la liberación de la propia subjetividad. en esa enorme magia de los objetos animados el titiritero no puede saber como luce sus personajes, no sabe la impresión que causa y además tiene su propia máscara, es decir, su máscara de animador.

Por eso en el inocente respiro de animar, el actor transmite el encanto irónico de su acción, compartiendo el compromiso de la interpretación y cómplice de un artificioso tejido, logra su verdadera dimensión: conducir al espectador por un laberinto lleno de sorpresas, en el que se sabe con cierta exactitud donde se va a llegar, pero desconoce lo que se va a vivir.

Valla que sí es inquieta y delicada la tarea del actor titiritero; bastaría con decir que el títere es un objeto que al ser animado por el actor se convierte en un artificio a través del cual el actuante es capaz de actuar, representar y al mismo tiempo ser representado.

Sepan amigos lectores que este arte que suele presentarse tan sencillo y evidente en la animación de un objeto nace de la aparente inmovilización en la que reside todo el tema de la vida y la muerte, el sonido y el silencio expresado en el títere como: movimiento y quietud. Por esta razón logra ser complejo y esquivo más de lo que en si el mismo se define.

Por ello a diferencia de una pintura o una escultura que representa en ella misma una expresión de algo en movimiento el títere es equivalente a la vida real de la acción inscrita en un determinado tiempo y en unas determinadas relaciones de movimiento que se contienen dentro del mismo, y son capaces de liberar las personas de sus formas habituales.

Es por eso que la palabra títere podría llegar a interpretarse como la mezcla de madera y carne, ambas fundidas en el hecho escénico formando dos pulsos. En este caso hay uno de ellos que va milésimas de segundos mas adelante que el otro, formando un "tic, tic" y en medio de los dos pulsos un despiadado subconsciente que pregunta " ¿eres? ¿eres?" Sin saber identificar en cual de los dos se aposenta tal majestuosidad. En ese conjunto de materia viva y materia muerta se cocina una amalgama de sensaciones que terminan por definir un oficio teatral como es el de los títeres.